En la región del Mediterráneo oriental se encuentran las islas griegas, un conjunto de varios archipiélagos que, año tras año, cautivan a todo tipo de viajeros y cruceristas provenientes de todo el mundo. Sus paisajes de ensueño, su atmósfera luminosa y su profunda herencia cultural hacen de este rincón del planeta uno de los destinos más admirados.
Las islas griegas, muchas de ellas de origen volcánico, combinan acantilados abruptos con calas de aguas cristalinas que van del turquesa al azul intenso, todo ello bajo unas puestas de sol que figuran entre las más bellas del mundo. Ahora bien, cuando pensamos en esta región, es habitual que vengan a la mente nombres tan célebres como Mykonos, Santorini o Creta. Sin embargo, el encanto del Egeo va mucho más allá de sus islas más conocidas.
Existen pequeñas joyas aún poco exploradas desde el punto de vista turístico que conservan la esencia más pura del mundo heleno, lugares como Patmos, Ikaria, Sifnos o Kythnos. De esta última hemos hablado en otras ocasiones, pero hoy queremos detenernos en su puerto más interesante: el poblado de Merichas, también conocido como Merihas. Si te atraen los destinos auténticos y alguna vez has soñado con descubrir la joya oculta de Kythnos en tus vacaciones, te invitamos a seguir leyendo.
¿Qué ver y hacer en Merichas?
Merichas es la puerta de entrada a la isla de Kythnos, un pequeño pueblo costero que concentra buena parte de la vida local y recibe a aquellas personas que llegan en ferry o en crucero. Es un enclave tranquilo y acogedor, donde el tiempo parece discurrir a otro ritmo. Sus apenas 370 habitantes viven rodeados de un entorno natural privilegiado y de una arquitectura que ha sabido resistir el paso del tiempo.
Hablamos de las clásicas casas de fachadas blancas encaladas, balcones azules, plantas de buganvillas ubicadas en terrazas, jardines y balcones y pequeñas tabernas que se abren directamente a la orilla del mar. Aunque Merichas, la famosa ciudad de Kythnos, no es la capital de la isla —ese honor lo ostenta Chora—, sí es uno de los lugares más visitados y con mayor encanto para los viajeros.
Su puerto, de tamaño reducido pero muy pintoresco, se abre a una pequeña bahía protegida por dos cabos cubiertos de vegetación mediterránea, con una mezcla de arbustos y vegetación de matorral, olivos y vides. Desde el primer momento, su atmósfera serena conquista a quienes buscan una escala distinta, más humana, donde el paisaje y el ritmo del día marcan una experiencia tranquila y alejada del estrés y de la ansiedad.
Pasear por sus encantadoras calles tradicionales
Dar un paseo por Merichas es descubrir un rincón que ha sabido conservar su esencia marinera tradicional. Las casas blancas, los caminos empedrados y las pequeñas terrazas frente al puerto nos invitan a caminar sin prisa, dejándonos llevar por el ambiente local. Alrededor del muelle podrás degustar pescados frescos, pequeños bares donde el tiempo parece detenerse y tiendas que venden productos de artesanía local, tejidos o alimentos típicos elaborados con miel y aceite de oliva.
El puerto, que se abre en un pequeño golfo entre dos cabos, es también un excelente mirador para disfrutar de las puestas de sol. La vegetación mediterránea —pinos, adelfas y arbustos aromáticos— se mezcla con el sonido del mar, creando un entorno perfecto para disfrutar de un café helado o un vino local mientras los barcos pesqueros se balancean suavemente sobre el agua. En esta zona también encontrarás una pequeña área de baño junto al muelle, ideal para refrescarte sin alejarse del centro.
Disfruta de unas horas de relax en la playa de Martinakia
A apenas unos minutos a pie del centro se encuentra la playa de Martinakia, considerada una de las más hermosas de Kythnos. Es una cala de arena dorada protegida por colinas, con aguas limpias y tranquilas. Su cercanía al puerto la convierte en el refugio perfecto para desconectar después de dar un paseo por los alrededores o al volver de visitar la cueva de Katafyki, ubicada en el municipio de Driopida, en el centro de la isla.
La zona cuenta con tumbonas, sombrillas de palma y chiringuitos de madera que se integran perfectamente en el paisaje. Desde allí, las vistas son espectaculares: el horizonte se funde con el azul intenso del mar Egeo y el rumor de las olas marca un ritmo sosegado que invita a soltar las tensiones que se instalan en nuestros cuerpos. Puedes tumbarte al sol, darte un baño o disfrutar de un cóctel mientras contemplas el atardecer e incluso practicar snorkel, ya que sus aguas son perfectas para ello. Muchos viajeros comparan este rincón con las playas de Hawai o el Caribe, aunque con el inconfundible carácter mediterráneo que solo Grecia sabe ofrecer.
Disfrutar de sus aguas termales
Una de las particularidades más fascinantes de Kythnos es, como hemos comentado más arriba, el origen volcánico de algunas de ellas, que ha dejado huella en su paisaje y en su geología. Ahora bien, aunque está en concreto no se trata propiamente de una isla de formación volcánica, la isla es conocida por sus aguas termales naturales, muy apreciadas desde la Antigüedad por sus propiedades terapéuticas y curativas.
En Merichas existe un pequeño manantial subterráneo que desemboca directamente en el mar, creando una especie de “piscina natural” donde el agua alcanza, aproximadamente, los 50 °C. Es un lugar ideal para sumergirse y dejar que el calor relaje los músculos, alivie las tensiones corporales o contribuya a mejorar los dolores articulares. Lo mejor de todo es que el acceso es gratuito, y la experiencia —bañarse en un entorno natural, entre las rocas, con el mar a pocos metros— es sencillamente inolvidable.
Descubre Kythnos desde el mar
Muchos cruceristas eligen ver Merichas en Kythnos como una escala intermedia para descubrir los secretos del Egeo central. Desde su puerto, puedes acceder fácilmente a otros lugares de interés de la isla, como las playas de Kolona o Apokrousi, o bien visitar el casco antiguo de Chora, con sus calles estrechas y su ambiente tradicional.
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Una experiencia relajada que difícilmente podrás olvidar
Explorar Merichas es una experiencia que va mucho más allá de una simple escala de crucero. Es sumergirse en un entorno donde la hospitalidad griega sigue viva, donde la gastronomía local sorprende por su frescura y donde el paisaje parece hecho a medida para disfrutar del descanso. Desde una comida en una taberna junto al puerto hasta un baño en las aguas termales, cada rincón de esta pequeña aldea transmite la calma y la sencillez del Mediterráneo más genuino.
En definitiva, podemos decir que la mayoría de las personas que han tenido la oportunidad de detenerse en este destino coinciden en que Merichas, en Kythnos, es una joya aparentemente discreta, pero con un alma muy especial que cautiva los sentidos como pocos lugares del mundo saben hacer. Un destino que invita a reconectar con lo esencial, a disfrutar del tiempo sin prisas y a recordar por qué el mar Egeo es uno de los escenarios más bellos del planeta, por si todavía cabía alguna duda.
